En busca del Golem: un paseo por la judería de Praga.

Josefov, el barrio judío de Praga. 

Josefov fue el barrio que se originó cuando las dos comunidades judías existentes en la Edad Media se unieron gradualmente. Se cree que la existencia de los judíos en la República Checa se remonta al año 970. A finales del siglo XI ya existía en Praga una comunidad establecida. Con el crecimiento de la población semita en la ciudad, se estableció durante la Edad Media un barrio judío o ghetto separado del núcleo cristiano, al norte del centro de Praga. 

José II

Su nombre (Josefov) es un tributo de los judíos a José II, gobernante que comenzó a integrar a los judíos en la vida de Praga, tras su expulsión de la ciudad por la regente Ma
ría Teresa de Hasburgo. En 1781, el rey Jose II
promulgó el Edicto de Tolerancia, en el que se trataba la “libertad religiosa”. Además, se le permitía a los judíos participar en todo tipo de actividades, como comercio, agricultura, arte e incluso asistir a centros de educación superior. 

 

Durante el siglo XVI el ghetto se convirtió en un centro del misticismo judío. Intelectuales, artesanos y arquitectos de toda Europa venían a establecerse en Praga, ya que la ciudad estaba viviendo su renacimiento particular. En esta época, el ghetto permaneció prácticamente aislado del desarrollo, siendo sólo algunos judíos los que lograron convertirse en astrónomos, matemáticos, geógrafos, filósofos y artistas. 

El Golem

Uno de los judios más relevantes de aquella época fue el rabino Judah Loew ben Bezalel, conocido también como Maharal. Publicó mas de 50 libros religiosos y filosóficos y se convirtió en el sujeto de múltiples leyendas, la mas importante, la creación del Golem. El Golem, es un hombre artificial hecho de arcilla al que se le daba vida mediante magia, para proteger a los judios. 

 

A principios del siglo XVIII, vivían en Praga mas judíos que en ningún otro lugar del mundo. En 1708, los judíos representaban un cuarto de la población de la ciudad de Praga. 

 

Franz Kafka

Durante el siglo XIX, los judíos se emanciparon gradualmente. En 1852 el ghetto fue oficialmente abolido y Josefov se convirtió en un distrito más de Praga. Lo que originó que los judíos se vieran atrapados en las rivalidades surgidas en el siglo XIX entre las clases medias checas y los miembros germanos de la aristocracia austrohúngara. A partir de la década de los 30, los judíos empezaron a adoptar la lengua germana y asimilaron rasgos culturales alemanes. En los primeros años del siglo XX se vio un florecimiento intelectual de judios de habla alemana, como Franz Kafka, Max Brod y Franz Werfel. 

 

El 14 de marzo de 1939, Eslovaquia se declaró independiente de Praga y firmó el Tratado de Protección con la Alemania Nazi. Al día siguiente, Alemania ocupó la República Checa. En ese momento la población judía de Praga era de 92.000 personas, casi un 20% de la población total. Al menos dos tercios de los judíos de Praga murieron durante el Holocausto. Alrededor de 26.000 miembros de la comunidad judía emigraron a distintos lugares como Palestina, Estados Unidos, América del Sur y Europa Occidental. Sin embargo, no todos los judíos tuvieron tanta suerte y gran parte de ellos fueron llevados a Terezin y posteriormente trasladados a los campos de exterminio de Auschwitz, Maidanek, Treblinka y Sobibor. 97.000 judíos checos perecieron durante la guerra, entre ellos 15.000 niños. Se estima, que sólo sobrevivieron 132 niños judíos en toda la República Checa. 

 

Entre 1948 y 1949, el bloque soviético apoyó la creación del estado judío de Israel y en Chequia se permitió la emigración voluntaria de los judíos, sin embargo, a partir de 1949 se volvió imposible. Con el mando de Stalin, el bloque comunista se apresuró a suprimir las manifestación religiosas y de culto, incluyendo el judaísmo. Durante la época del telón de acero, el régimen comunista checo demolió unas 90 sinagogas y clausuró decenas de cementerio judíos. 

 

En la actualidad, la Federación de Comunidades Judías estima que en la República Checa habitan unos 15.000 judíos  si bien las cifras oficiales hablan de 3.000.

Visita al Josefov.

Nuestra visita comienza en la Sinagoga de Maisel. Fue construida entre 1590 y 1592 como una sinagoga privada del Alcalde de la Ciudad Judía, Mordejai Maisel, gracias a privilegios otorgados por Rodolfo II. Su autor, juda Goldsmied de Herz, diseñó un edificio renacentista con tres naves y claros rasgos y suntuoso edificio reposaba sobre 20 pilares. El fundador, Mordejai Maisel, obsequió a la sinagoga un gran número de preciosos objetos ceremoniales. El edificio pasó por varias remodelaciones en el curso de los años. Fue víctima del incendió de 1689 y reconstruida posteriormente. Durante la II Guerra Mundial los Nazis almacenaron en ella unos 6000 objetos de valor artístico procedentes de las demás 153 sinagogas de Bohemia y Moravia con la intención dude fundar el museo antisemita en Praga.

En la actualidad alberga la exposición permanente del Museo Judío sobre la Historia de los Judíos de la Bohemia y Moravia desde el siglo X hasta el siglo XVIII.

Pasamos a la Sinagoga de Pinkas. Aron Mesullam Horovic la mandó construir entre el año 1535 entre su casa (conocida como “de los codos”) y el solar del viejo cementerio judío. En la posguerra, la Sinagoga se convirtió en Monumento en memoria de los judíos checos y moravos víctimas de la persecución nazi. En los años 1992-1996, en las paredes de la sinagoga se escribieron, a mano, los nombres de 80.000 judíos que murieron a causa del nazismo. 

A través de esta Sinagoga llegamos al viejo cementerio judío. Es un lugar sobrecogedor que tiene su propia historia. Fue durante mas de 300 años el único lugar donde estaba permitido enterrar a los judíos en Praga. Fue creado en 1439 (así data la primera lápida de Aviador Raro) y, aunque fue creciendo a lo largo de los años, no se extendió todo lo debido y actualmente se puede apreciar todo su carácter intacto. Debido a la falta de espacio los cuerpos se enterraban unos encima de otros (llegando a mas de diez apilados). A día de hoy se pueden ver mas de 12.000 lápidas y se estima que puede haber enterradas unas 100.000 personas. 

Muy cerca del cementerio encontramos la Sinagoga de Klaus. Después de destruirse la anterior por un incendio en 1689, se construyó en 1694 el edificio barroco que vemos hoy. Es la sinagoga mas grande de todo el barrio judío, y fue incluso la segunda mas grande de toda la ciudad. En sus salas se recoge la exposición permanente del Museo Judío, dedicada a las tradiciones y costumbres de ese pueblo.

Sin despegarnos del cementerio, encontramos el Salón de Ceremonias, interesantísimo museo sobre la medicina judía y rituales funerarios de la comunidad. 

 

Finalmente llegamos a una de las mas importantes, la Sinagoga Española. Fue construida entre los años 1867 y 1868 en el lugar de la sinagoga mas antigua de Praga, existente ya en el siglo XII. Cuando a finales del siglo XV Isabel ala Católica expulsó a los judíos de España, un grupo de éstos se refugió en Praga. Recibieron como su santuario esta sinagoga, y por ello pasó a llamarse “española”. Su singular y suntuosa decoración interior, diseñada por Antonín Baum y Bedrich Münzberger, imita los interiores españoles de La Alhambra. 

Aquí pusimos fin a nuestro paseo por la judería. Como españoles cuando oímos la palabra “judería” pensamos en intrincados laberintos de callejuelas medievales como los fantásticos de Toledo o Córdoba. El antiguo barrio judío fue derribado casi por completo a mediados del siglo XIX y sólo se mantuvieron los edificios anteriormente nombrados. Por ello, en lugar de lo que debería de ser un típico barrio medieval, se construyó un elegante vecindario de calles amplias, palacetes y plazas que emparenta Praga con otras grandes capitales europeas, como por ejemplo la Avenida Parizká, donde se pueden encontrar tiendas de las marcas de lujo más prestigiosa del mundo.